Abuelos De Freire Celebran 70 Años De Matrimonio

Con la mayor riqueza de los recuerdos de una vida llena de alegrías y sacrificio, Timoteo y Zunilda Villarroel ya preparan lo que será la gran fiesta familiar del próximo domingo 01 de agosto. Y como no, si aquel día festejarán nada menos que 70 años de matrimonio.
Empapados de felicidad, estos padres de 9 hijos, abuelos de 21 nietos, bisabuelos de más de 30 bisnietos y tatarabuelos de 4 tataranietas cuentan que su particular historia de amor que comenzó en el sureño Puerto Octay. Aquí se conocieron, se enamoraron y decidieron compartir el resto de sus días.
Hoy sus arrugas denotan sacrificio, duros momento en la década del 70 perdieron su casa en un incendio, llevándose consigo todos los recuerdos materiales de su juventud.
Años más tarde la vida les dio otro duro golpe, el fallecimiento de su hija mayor. Pese a la adversidad Timoteo y Zunilda no decayeron y continuaron más unidos que nunca. «La receta es mantenerse siempre juntos, conversar las cosas y respetarse el uno al otro, mi marido menos mal nunca tuvo vicios y era muy
trabajador», cuenta Zunilda. «A mi me tocó una mujer muy dedicada» agrega don Timoteo.
Fue en 1985 cuando decidieron emprender rumbo a la comuna de Freire, donde hoy pasan sus días rodeados de sus orgullosas hijas y nietos. Él, con 93 años sufre algunos problemas de salud propios de la edad y ella, de 85 goza de un excelente estado, tanto que incluso tuvo ánimo de estudiar, obteniendo su licencia de enseñanza básica en un colegio para adultos el 2005.
Sin duda esta pareja es un ejemplo digno de reconocimiento, sin embargo, el Bono de Bodas de Oro, por restricciones del proyecto, no les corresponde porque uno de los requisitos es haber cumplido 50añosdematrimonio después del 01de enero de 2010.
Ante esto, el Diputado José Manuel Edwards solicitará al Gobierno que se amplíe la cobertura del bono a las parejas que contrajeron nupcias antes del año1963. Con ello Timoteo y Zunilda podrían gozar de esta pequeña recompensa adicional para celebrar sus bodas de Titanio, que se sumaría a lo que hoy es su mayor
premio: saborear la satisfacción del deber cumplido.