COLUMNA N°6: “SE VIENE EL CUCO”

Y llegó el día. Ganó Unión San Felipe. De manera contundente los dirigidos de Damián Muñoz ganaron por 3 a 1 a un demacrado Curicó Unido. De acuerdo a fuentes curicanas, los “torteros” no se han visto tan afectados por lo extra futbolístico (los casos del descuento arbitrario de un 50% del sueldo del defensor Cahais y el no pago del finiquito del actual entrenador aconcagüino, lo que podría provocar su descenso por puntos o desafiliación en el peor de los casos) y que el rendimiento de ayer es producto solo de la magra campaña 2024.

San Felipe jugó “de chico a grande” durante todo el partido. Se defendió de los embates de la visita sin ningún tipo de pudor y cuando podía, salía rápido de contra. Además hizo debutar a toda una nueva “columna vertebral” dentro del terreno de juego: el arquero Garcés, el defensor Marín de la tercera división argentina (que aportó con una asistencia y un gol de cabeza) y el volante Juan Pablo Miño. Y aprovechó los balones detenidos (tiro libre y córner) para conseguir dos de los tres goles marcados.

Ustedes se preguntarán ¿Por qué hablo tanto de otro equipo en esta columna? Pregunta, por lo demás, muy válida. Y la respuesta es: porque ahora, con el triunfo de San Felipe, Deportes Temuco está a solo 6 puntos del descenso a la segunda división profesional. Y también, por las comparaciones (que siempre son odiosas). Se vio un San Felipe con ganas de ganar, luchando balones con todo, realizando (hasta la apertura de la cuenta), los laterales rápidamente, con jugadores barriéndose y cometiendo fouls de manera constante con tal de hacerle la vida a cuadritos a Curicó.

Todo lo contrario se ve en Deportes Temuco. Jugadores cansinos, lentos para ejecutar los laterales (situación que hice ver en la transmisión radial) y que permitían, por ejemplo, el rápido reagrupamiento de la visita, e  incluso que le realizaran “pressing” en la frontera del área propia. Jugadores extranjeros que no saben patear un tiro libre… hasta nuestros jóvenes pasapelotas se contagiaron del mal momento y no contaron con la picardía de hacer sacar amarilla al arquero visitante Temperini.

Si nos vamos al primer tiempo, Temuco solo tuvo dos llegadas de riesgo: el cabezazo del “comandante” Castro y el remate de distancia de Damián González, el único uruguayo que demuestra compromiso y urgimiento ante la frágil situación albiverde en cancha.

El Pije tuvo la suerte que San Marcos de Arica no le imprimió al partido el ritmo que impuso Puerto Montt hace dos semanas por Copa Chile.

Al inicio de la segunda etapa, solo un cabezazo de Camilo Núñez inquietó a la defensa ariqueña. De ahí en adelante, el partido se transformó en un bostezo constante y se apreciaba a un equipo local jugando tal y como si tuviese asegurada la permanencia o lo que es peor, un equipo sin la urgencia de ganar, como si fuese el último partido de la temporada y no se peleara por nada en la tabla.  

Agreguemos a este panorama, la excesiva demora en los cambios por parte de Valencia. Pero, la tardanza se entiende. Y acá seguiré con las comparaciones (odiosas). Mientras Cavalieri, el DT visitante, tenía en banca al talentoso volante Felipe Báez y al experimentado atacante paraguayo Gustavo Guerreño (titular en cualquier equipo de la categoría), Valencia no tenía a ningún jugador adulto desequilibrante y a cuatro muchachos de casa, a los cuales no se les puede exigir que arreglen los errores de los grandes: errores de compañeros y dirigentes, más aún cuando hace algunas semanas me enteré de ciertas situaciones que alejan a la institución del profesionalismo, en cuanto al cuidado de sus valores jóvenes se refiere.

A los 83 minutos, Yerko Urra nuevamente se transformó en el héroe de la abúlica jornada de sábado. Tapando en doble instancia, un remate de distancia de Guerra y posteriormente el tiro colocado de Guerreño a la ratonera izquierda que el capitán logra sacar in extremis con el pie izquierdo. Yerko, si lees esta columna, te quiero dar las gracias por ser el punto más alto de la temporada, demostrando que sientes la responsabilidad de lo que significa la jineta de la capitanía.

Tras la tapada de Urra vino el penal no cobrado a favor de San Marcos. Córner por derecha, cabezazo ofensivo de Brayams Viveros y el balón da en el brazo extendido en posición antinatural de Camilo Núñez (quien tras sentir el impacto de la bola, esconde el brazo). En resumidas cuentas, si San Marcos sumaba de a tres, no hubiese sido sorpresivo o injusto. Finalmente, a los 87 minutos vino la última de Temuco, el incansable Damián González remata cruzado y Julio Castro no alcanza a conectar en área pequeña.

Lo triste de la tarde sabatina  es que se ve a Temuco jugando a otro ritmo respecto de los rivales de la categoría. Lo de Temuco en el ascenso es comparable a lo que le está pasando a la Selección Chilena con sus pares americanos. Se aprecia varios peldaños más abajo, incapaces de marcar goles, y por ende, de ganar.

Se encienden las alarmas ya que Temuco no gana y San Felipe empezó a ganar (tal como se dijo hace algunas columnas atrás). A juntar miedo, que viene el cuco.

Fotografía: Jaime Gómez

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