¿Con la soga al cuello?

Me hubiese encantado que esta columna de análisis de partidos y del día a día de Club de Deportes Temuco, hubiese debutado en un contexto más favorable. Ya sea, peleando el liderato o instalados con estabilidad en zona liguillera (hasta el octavo puesto). O en el peor de los casos, novenos o décimos, a uno o dos partidos de la post temporada. Nada de eso ocurre hoy con el Pije.

Penúltimos. A ocho puntos de la segunda división profesional (lugar del cual solo se pudo salir luego de casi dos años, por medio de la fusión del extinto Unión Temuco). A largos 7 puntos de distancia del último clasificado a post temporada. Siendo junto a Wanderers y el colista San Felipe, los tres equipos con menos partidos ganados de la temporada. Además de cargar con el lastre de ser el equipo que menos goles a marcado en toda la división (solo 10).

Sumado a lo anterior, la partida del entrenador uruguayo Román Cuello, de buen 2023 y pésimo 2024. Sin entrar en mayores análisis, su campaña como local durante este año fue decidora para su partida. La derrota ante Barnechea en el pasto sagrado de la antigua avenida estadio fue la gota que rebalsó el vaso: solo un triunfo como local en 7 partidos. Cinco derrotas. Cuatro de 21 puntos posibles obtenidos. Solo 4 goles marcados como local y un pobre 19% de rendimiento.

Ahora, comparto plenamente lo dicho por el ex entrenador en su última conferencia de prensa. Cuello no es el único responsable. Se entiende que el entrenador uruguayo fue tozudo con la incorporación de algunos jugadores en la titularidad (como Lavín), la inclusión luego de una larga lesión de Abisab, volante que no ha demostrado la jerarquía que un futbolista extranjero debe tener para dejar a jóvenes promesas locales en banca como Velásquez o Andrades, el insistir con Damián González con pierna cambiada o no probar al Zombi Núñez como el armador del equipo. Su cuerpo técnico tampoco colaboró con las innumerables lesiones por sobrecarga de trabajo o una mala pretemporada. Quizá nunca sabremos la causa precisa. Tampoco ayudan las numerosas suspensiones ante defensores o volantes incómodos en el terreno de juego (sea por el nivel colectivo o individual).

El hecho es que la decisión de considerar como laterales por derecha solo a juveniles, optar por un central extranjero, como Olivera, que no ha sido convocado a pesar de no estar lesionado, y la no renovación de elementos importantes de la temporada anterior, perdiendo la oportunidad de mantener una base para un plantel que había demostrado ser competitivo, no solo fue responsabilidad del ex entrenador charrúa, sino que también de Roberto Rojas (Gerente Deportivo) y Marcelo Salas (dueño y presidente del Club). Ambos con mucha experiencia como ex – jugadores como para cometer esos errores de debutantes. En las próximas columnas habrá más tiempo de analizar dichos errores.

Mirando hacia adelante, el lunes fue presentado el nuevo cuerpo técnico interino, encabezado por Esteban Valencia (con dos interinatos en la U, los años 2018 y 2021) y Sebastián “Chori” Domínguez como su ayudante técnico. Ambos serán responsables de la escuadra Albiverde en los duelos que quedan para terminar la primera rueda: con Recoleta de visita el domingo venidero y La Serena, el puntero del campeonato, como local.

¿Se les puede exigir mucho a ambos? La respuesta es un no rotundo. Ambos deben tomar un fierro caliente, enderezarlo y enfriarlo. Tarea no menor. Además de “abrir ventanas”, distender un camarín presionado por el lugar de la tabla, y que a ratos se veía muy incómodo en la cancha. Desde esta tribuna, se le desea el mayor de los éxitos a ambos.

Es de esperar que la decisión tardía de no cambiar de entrenador por temas económicos (situación que el propio Cuello manifestó en conferencia de prensa) no le pase la cuenta a un Temuco que se devaluaría a niveles impensados con un descenso. A confiar y creer que se saldrá de esta.

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