Víctimas De Violencia En La Araucanía Hacen Llamado Por La Paz y La Justicia

La cumbre del Cerro Ñielol fue el punto de encuentro para recordar a todos aquellos que han sufrido injustas agresiones y pedir por la paz en la región y el país.
Alejo Apraiz, presidente de la Asociación de Víctimas de Violencia Rural, fue enfático al decir que “queremos reafirmar nuestra confianza en el Estado de Derecho para que la justicia concilie y repare el daño sufrido por las víctimas que nuestra agrupación representa”.
Un sentimiento de recogimiento y profundo respeto por las víctimas de la violencia rural de La Araucanía rodeó a cerca de las más de 400 personas que asistieron al primer acto litúrgico ecuménico que se efectuó en la región en recuerdo de todos aquellos que han sufrido injustas agresiones y en aras de la paz y la justicia en la zona.
El presidente de la Asociación de Víctimas de Violencia Rural (AVVRU), Alejo Apraiz, afirmó que mediante este acto litúrgico ecuménico, en el que participaron las iglesias católica, luterana y evangélica, “hemos querido reunir a todas las personas que han sido golpeadas por la violencia… a los agricultores pequeños, medianos y grandes, a los contratistas, a los carabineros, a los transportistas, sin distinción de etnia o de cualquier otro tipo, como una manera de que todos se sientan representados y juntos podamos reconstruir la paz en nuestra región y en nuestro país, esperando que estos dolorosos hechos no se vuelvan a repetir”.
Durante la ceremonia se recordó a cada una de las víctimas de la violencia y de manera especial al matrimonio Luchsinger-MacKay, al cumplirse seis meses del atentado que terminó con sus vidas. “La violencia rural es un fenómeno transversal, que afecta a los diversos grupos de nuestra sociedad. Creemos, entonces, que el reunirnos en torno a la fe, desde diferentes iglesias cristianas, desde diferentes sectores de nuestra sociedad, constituye un paso significativo para ir superando las diferencias que nos separan”, señaló el pastor de la Iglesia Luterana de Temuco, Eduardo Rojo.
A nombre de las víctimas, compartieron sus testimonios Héctor Espinoza, presidente de la Agrupación de Parceleros Víctimas de la Violencia de Ercilla; Francisca Palma, nuera del matrimonio Luchsinger-MacKay y Mónica Sepúlveda, mamá de Judith Millaray, una pequeña de 10 años quien resultó herida, tras ser atacada por encapuchados en Collipulli cuando viajaba en compañía de su tío.
Héctor Espinoza, manifestó que muchos parceleros del sector “han sido desplazados de sus terrenos por un conflicto que no hemos causado, ya que es un problema de Estado, del cual éste no se ha hecho responsable y nos ha abandonado sin dar soluciones, teniendo que asumir el costo desde hace más de un año, pues no tenemos un ingreso para poder subsistir”.
Por su parte, la mamá de Judith Millaray recordó el dolor que sintió al ver a su hija sufrir en el hospital luego de ser gravemente herida con perdigones en la cabeza. Con fuerza manifestó que desea que este conflicto llegue a su fin y pidió a todos los presentes que rogaran “porque esta región viva en paz y no existan más niños que sufran la crudeza de los ataques sin sentido”.
En el desarrollo de la liturgia, los representantes de las distintas iglesias hicieron un llamado a no endurecer los corazones y a pedir perdón como sociedad por la falta de paz.
Finalmente, se oró por la paz de la región y del país, así como por todas las víctimas de la violencia rural, sus familias, por la justicia y el derecho, por los líderes seculares y espirituales, y por quienes se vuelven víctimas del odio y la deshumanización por ejercer la violencia.
Por su parte, Alejo Apraiz, en representación de AVVRU, señaló que la búsqueda de la paz social debe ir acompañada por justicia. “Queremos reafirmar nuestra confianza en el Estado de Derecho para que la justicia concilie y repare el daño sufrido por las víctimas que nuestra agrupación representa”, sostuvo.